Molinos

Molinos se sitúa en el límite noroeste de Maestrazgo-Els Ports, sirviendo como puerta de entrada desde el Bajo Aragón hacia los abruptos paisajes y pueblos recónditos que suben desde Ejulve hacia Villarluengo, rodeando al río Guadalope. El pueblo propiamente dicho está ubicado alrededor de un arroyo escarpado conocido como el Barranco de San Nicolás. Sus calles empinadas y estrechas mantienen la personalidad de un pueblo medieval, a lo que se suma el hecho de que el pueblo cuente con hasta siete pequeños puentes que conectan ambos lados del barranco.

La villa cuenta con dos plazas adjuntas. Una se sitúa alrededor del lateral de la iglesia, de planta cuadrada, porticada en dos de sus lados, a la que abre una arquitectura civil de gran belleza La otra plaza se desarrolla frente a la portada de la parroquia, junto al ayuntamiento y su torreón medieval y dos laterales porticados de una interesante arquitectura civil. Su iglesia parroquial es una de las mejores muestras del gótico turolense del siglo XV y está considerada como Bien de Interés Cultural. En cuanto a las festividades, el 24 de junio  se celebran en la plaza las “mojadinas” en honor a San Juan.

Las Grutas de Cristal, declaradas como Monumento Natural, son probablemente el principal atractivo del Municipio. Dotadas de un centro de visitantes, estas estructuras geológicas están compuestas por una red de salas y galerías subterráneas muy peculiares por su gran variedad de formaciones de precipitados de carbonatos.  El sendero GR-8 pasa por Molinos, entre el caserío de La Algecira y Ejulve. El pueblo sirve de sede de las oficinas del Geoparque y Parque Cultural del Maestrazgo.

Castellote

Con el castillo templario presidiendo sobre la roca, Castellote rememora su rico pasado medieval. Su casco urbano, en el que podrían destacarse multitud de edificaciones, como la iglesia de San Miguel o la torre-cárcel de los comendadores (actual Centro de Interpretación de la Orden del Temple), cuenta con un rico conjunto arquitectónico considerado Bien de Interés Cultural.  Castellote combina arquitectura y fauna sin salir del pueblo. Desde su castillo se puede disfrutar del vuelo de los buitres leonados que, en ocasiones pasan muy cerca, incluso por debajo de la propia construcción. De igual manera, las cabras monteses son muy habituales y fáciles de ver en la parte alta del pueblo.

Castellote celebra algunas de las festividades más pintorescas del Maestrazgo turolense, como las Romerías a la ermita del Llovedor (que se llevan celebrando desde el siglo XV), donde hombres y mujeres acuden en días diferentes, para pedir a la Virgen la llegada de las lluvias y la excelencia de las cosechas. A principios de noviembre se celebra Castellote Villa Templaria: una recreación histórica templaria, con mercado medieval y subida nocturna con antorchas al castillo templario donde se representa la Capitulación de esta fortaleza.

Saliendo del pueblo hacia el norte, y nada más atravesar el túnel horadado en una impresionante pared rocosa, nos encontramos con la Ermita del Llovedor, una construcción enclavada en la roca y en perfecta sintonía con la abrupta geología del lugar. Dentro de su extenso término municipal (el más grande del Maestrazgo turolense),  Castellote cuenta con increíbles valores naturales, como el Puente de Fonseca, una toba excavada en la roca por el río,  declarado Monumento Natural, donde la agua, rocas y la vegetación componen un increíble paisaje.

Aliaga

Este pueblo enclavado en un singular paraje de roca, se sitúa en la desembocadura del río de la Val, afluente del Guadalope, rodeado de cerros y montañas donde los estratos calcáreos de más de 200 millones de años son testigo de cómo se originó el relieve de esta comarca.

Aliaga está presidida por un castillo del siglo XII del que, debido al paso del tiempo y a un bombardeo en 1840 durante las Guerras Carlistas, solo han resistido el cinturón del medio junto a ocho torres circulares de la muralla y una torre vigía. Pero esta localidad tiene otros grandes atractivos arquitectónicos como la iglesia parroquial de San Juan Bautista (siglo XVII) o el santuario de la Virgen de la Zarza, ligeramente alejado, situado al borde de un puente romano-medieval sobre el río Guadalope. Este templo barroco destaca por su exquisita decoración interior.

La orografía de este municipio tiene rincones privilegiados que muestran gran cantidad de caprichosas formaciones geológicas de gran valor. Es por esto que sus rutas, incluidas dentro del Geoparque del Maestrazgo, que tienen dos tipos de itinerarios (uno científico y otro turístico) son una muy buena oportunidad para aprender en plena naturaleza sobre la historia geológica de nuestro planeta.

Pitarque

El principal atractivo del pueblo de Pitarque reside en su ubicación privilegiada entre el río homónimo y la ladera de la montaña de Villarrubia. Se accede a Pitarque a través de un túnel atravesado por una estrecha carretera conectada con la Silent Route. Este pintoresco pueblo cuenta con calles con curiosas soluciones arquitectónicas ideadas para resolver su establecimiento sobre un accidentado terreno. En él se pueden ver bellos ejemplos de arquitectura popular de adobe, tapial y madera. La construcción más destacada de su interior es la iglesia neoclásica de Santa María La Mayor.

Más allá del pueblo, lo que hace especialmente famoso a Pitarque es el camino que lleva al  Monumento Natural  del Nacimiento del Río Pitarque. Se trata de un bello y sencillo sendero de 5 km de longitud que bordea el río bajo las montañas y una importante colonia de buitres, pasando junto a la ermita La Virgen de La Peña. Al final del recorrido se llega a un gran abrigo rocoso llamado nacimiento del Río Pitarque, donde veremos fluir el agua de numerosas oquedades de diferentes tamaños y formas, formando un espacio de gran belleza. Este mismo sendero se une con el GR-8, que conecta Pitarque con Villarluengo en una ruta que nos adentra en parajes montañoso de singular belleza.

Villarluengo

Villarluengo es un pequeño pueblo situado sobre un escarpado promontorio de roca, con sus fachadas fundiéndose con el barranco que cae de manera abrupta hacia el río Cañada. Se trata de uno los lugares de paso obligatorio de la Silent Route (A-1702), conectando un puerto de montaña rodeado de ambientes abiertos desde Cantavieja con una dramática bajada al valle del río Pitarque, en uno los tramos de carretera más espectaculares de Maestrazgo-Els Ports.

Villarluengo tiene un bello casco histórico con la iglesia neoclásica que con sus tres naves y sus dos inconfundibles torres, domina sobre el las demás construcciones, además del Ayuntamiento del siglo XVI. Su entorno incluye excelentes ejemplos de masías fortificadas, como la de la Torre Santa, y el Balcón de los Forasteros, que tal y como su nombre indica es un excelente mirador para poder disfrutar de los paisajes de esta hermosa localidad. El pueblo también es parte del sendero GR-8 sirviendo de punto intermedio entre Ejulve y Pitarque.

Montoro de Mezquita

Montoro de Mezquita es una pequeña pedanía del municipio de Villarluengo situada en el corazón del Maestrazgo turolense, sobre la Silent Route. La naturaleza ha sido muy generosa con esta localidad y le ha regalado los Órganos de Montoro (una increíble formación rocosa considerada uno de los Monumento Naturales de Aragón), así como otros enclaves naturales menos conocidos pero no menos hermosos, como el estrecho de Valloré, donde sus pasarelas de madera nos internan en un abrupto valle esculpido por el río Guadalope. Desde el propio pueblo es normal ver no sólo los típicos buitres leonados, sino también cabras monteses.

La arqueología también forma parte importante de los tesoros de Montoro de Mezquita, gracias a las pinturas rupestres del Cantalar que comprende diez motivos pictóricos: tres zoomorfos de gran naturalismo y, al menos, dos antropomorfos, en un caso definido como un arquero propio del ciclo levantino clásico.

Una celebración destaca sobre las demás en Montoro de Mezquita: en la ermita de San Pedro de la Roqueta, situada en un paraje increíble en la montaña, cada año acuden en romería los pueblos de Villarluengo, Pitarque y Montoro para rememorar las rogativas que comenzaron en el año 1353 para poner fin a siete años de grandes sequías en la comarca.

La Iglesuela del Cid

La Iglesuela del Cid es el primer pueblo del Maestrazgo turolense entrando desde Valencia a través de Vilafranca del Cid (Castellón). Tanto su ubicación como su belleza la convierten en parada obligatoria para quien recorra la ruta que conecta el Maestrazgo de Castelló con el de Teruel. El pueblo está situado alrededor de un pequeño valle cubierto de huertas. Cuando uno camina por su casco antiguo se encuentra con bellas edificaciones que van desde la Edad Media hasta el siglo XVIII. Las Casas Guijarro y Aliaga siguen la tradición de los palacios aragoneses por su sillería, galería de arquillos y grandes aleros tallados en madera. El Palacio Matutano-Daudén muestra una rica decoración rococó, la cual incluye uno de los mejores ejemplos de escalera imperial de Aragón. La Plaza Mayor cuenta con una iglesia renacentista combinada con las arcadas góticas del Ayuntamiento adornado con una techumbre de tipo mudéjar. El pueblo está lleno de magníficas muestras de forja, escudos y detalles de sillería, así como de los característicos mosaicos realizados con cantos de río, los cuales atestiguan los tiempos de bonanza económica de la vieja Iglesuela.

Una de las mejores formas para conocer el entorno natural de Iglesuela es recorriendo los senderos bien marcados que la conectan con Cantavieja, La Cuba o Vilafranca. En estos senderos la obra humana de los muros y chozos de piedra seca se funden con zonas de espectaculares barrancas cubiertas de bosques.

La Iglesuela era paso obligado de las rutas transhumantes que unían los pastos de los montes de Teruel con la costa. Esta paso sigue vivo, aunque solamente con ganado vacuno, el cual sigue pasando por el medio del pueblo.

Cantavieja

A una altitud de 1.300 metros sobre el nivel del mar, y asentada un escarpado peñón calizo que le confiere una espectacular e inconfundible silueta, Cantavieja se presenta como el punto neurálgico del Maestrazgo turolense. La combinación de un casco antiguo bien conservado y de su espectacular ubicación mirando al río que le da nombre, justifica que haya sido incluida entre los Pueblos más bonitos de España. El casco de esta villa, catalogada como Conjunto Histórico Artístico por su interés monumental y por su rico pasado histórico, cuenta con innumerables muestras arquitectónicas y artísticas como el Ayuntamiento o la Iglesia de la Asunción, situada en la Plaza Mayor. Con sus tres pórticos de entrada, esta iglesia es de las más destacadas de toda la región.

Cantavieja rezuma historia, habiendo sido gobernada por Templarios, Sanjuanistas y Carlistas. Especialmente estos últimos dieron especial trascendencia a la localidad, convirtiéndola durante la Primera Guerra Carlista en la Comandancia General del Maestrazgo del General Cabrera, apodado El Tigre del Maestrazgo. Como capital comarcal siempre fue lugar de encuentro de los pueblos del Maestrazgo turolense, celebrándose desde la Edad Media las tradicionales ferias comerciales y ganaderas comarcales.

En el entorno de la localidad nos encontramos con innumerables senderos que llevan a lugares tan sorprendentes como el Mirador de la Tarayuela, La fuente de la Faldrija o las orillas del río Cantavieja. Este pueblo sirve como límite sur de la Silent Route (A-1702), una bella carretera panorámica que atraviesa el sector occidental de Maestrazgo-Els Ports. Igualmente es una de las paradas obligadas del sendero GR-8  entre Mirambel y Fortanete.

Mirambel

Mirambel es quizás el pueblo mejor conservado de todo el Maestrazgo-Els Ports, por lo que no sorprende que esté incluido en el listado de Pueblos Más Bonitos de España. Esta pequeña población completamente amurallada, esconde en su interior un casco urbano que nos hace viajar a la Edad Media. En sus calles, se encuentran innumerables joyas arquitectónicas entre las que destacan las hermosas celosías del Portal de las Monjas, cuyas figuras geométricas se han convertido en la imagen turística de Mirambel. Hay que resaltar también el convento de las Agustinas (al que pertenecen las celosías y la torre circular que preside la muralla), la iglesia de Santa Margarita, la Lonja, el Ayuntamiento renacentista y los palacios renacentistas Casa Aliaga y Casa Castellot.

Todo este conjunto arquitectónico, que perteneció en su momento a la Orden Militar de San Juan, fue merecedor del Premio Europa Nostra en 1982, el más prestigioso galardón a proyectos en defensa del patrimonio cultural europeo a la conservación. Mirambel se convirtió además en escenario de novelas de Pío Baroja y de varias películas que quisieron aprovechar estos increíbles escenarios. En cuanto a las celebraciones festivas de Mirambel, cabe destacar la representación de las Sanantonadas, una obra teatral que tiene como argumento la vida de San Antón y que se realiza en años alternos el día 17 de enero. Gracias al sendero GR-8 que pasa por Mirambel, podemos caminar hasta la vecina localidad de Cantavieja, si vamos hacia el oeste, o a la población de Tronchón, si caminamos hacia el norte.

Tronchón

Tronchón es un pequeño pueblo del Maestrazgo turolense cuyo conjunto histórico está catalogado como Bien de Interés Cultural. Esta población es conocida históricamente por sus famosos quesos, que incluso llegaron a ser citados en El Quijote.

A diferencia de otros pueblos del Maestrazgo, en Tronchón, la arquitectura y el patrimonio religioso escaparon de los efectos de la Guerra Civil. Esto permite que conserve su archivo municipal y parroquial, además de edificaciones singulares, como la Iglesia parroquial del 1600 o el ayuntamiento del siglo XVI. Palacios como el del Marqués de Valdeolivo, las cárceles góticas o fuentes y lavaderos, junto a una serie de ermitas asociadas al culto en las masías, forman parte importante del gran conjunto arquitectónico que atesora Tronchón.

Para mantener y fomentar el queso como seña de identidad, esta localidad construyó el Centro de Interpretación del queso de Tronchón, que muestra al visitante el proceso de elaboración de sus afamados quesos, junto a interesante sección que detalla la fabricación de sombreros de pelo de conejo.

El pueblo de Tronchón forma parte del GR-8 por lo que, desde ahí, podemos continuar caminando hasta el cercano pueblo de Mirambel, si vamos hacia el sur, o hacia Bordón en el caso de viajar hacia el norte.