Maestrazgo-Els Ports ha sido testigo de una rica historia donde diferentes culturas se han desarrollado y mezclado a lo largo de milenios, y en muchos casos estas montañas han servido como último refugio o baluarte para grupos que estaban desapareciendo de otras regiones.
Prehistoria y Edad Antigua
La región alberga abundantes restos de las culturas humanas prehistóricas, especialmente bien representadas por el arte rupestre levantino declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998. A diferencia de las pinturas paleolíticas encontradas en cuevas del norte de España y Europa Central, el arte levantino situó sus conjuntos artísticos en los abrigos rocosos relativamente expuestos que se forman en las sierras calizas. Los artistas levantinos emplearon el color rojo, el negro y blanco sin mezclarlo. En sus pinturas abundan las escenas de caza donde figuras humanas estilizadas persiguen cabras monteses, ciervos, caballos, jabalíes y uros (los antiguos toros salvajes). Entre los yacimientos incluidos en Maestrazgo-Els Ports se pueden citar La Cova dels Rossegadors (en el Parque Natural de la Tinença) y la Cova Remigia y El Cingle (en el municipio de Ares), y las recientemente descubiertas en el Cocó de la Gralla en el Parque Natural dels Ports, junto a otras pinturas encontradas en Vilafranca o Beceite.
Con la llegada del neolítico la región fue desarrollando poblados íberos adaptados tanto a los duros ambientes montañosos como a las tierras más productivas cercanas al río Ebro y la costa. Gracias a la entrada de influencias griegas y fenicias, los pueblos íberos desarrollaron importantes innovaciones técnicas y culturales como el uso del hierro, el alfabeto, y los cultivos de olivo y la viña.
A partir del siglo III aC comienza a sentirse la influencia romana en la región, de la cual son prueba el yacimiento íbero-romano de Morrón del Cid situado junto a La Iglesuela del Cid (Teruel) o el de Lesera junto a Forcall (Castellón), y sobre la ciudad de Dertosa (actual Tortosa) junto al río Ebro. La aparición de los romanos inicia un periodo de conflictos armados con los cartagineses centrados en el control del río Ebro, que llega a su desenlace final con la batalla naval de las Gargantas del Ebro en el 217 a.C. La victoria de los romanos en esta batalla otorga a Dertosa/Tortosa la categoría de municipium, convirtiéndose en un remarcable puerto marítimo fluvial. La importancia de esta ciudad se mantiene con la caída del Imperio Romano durante el periodo visigodo con la creación de la diócesis de Tortosa, de la cual dependía buena parte del sector oriental de Maestrazgo-Els Ports.
Edad Media
A principios del siglo VIII la región fue ocupada por los musulmanes. La presencia árabe en la región dejó una fuerte influencia expresada en topónimos (p.ej. Beceite, Miravet o Benifassà), sistemas de acequias y molinos, cultivos de frutas dulces, las técnicas del vidriado y los barnices alfareros. Gradualmente la región fue adoptando su carácter fronterizo que mantiene hasta nuestros días al convertirse en área de encuentro entre los reinos cristianos del norte y los musulmanes del sur. Prueba de este carácter son las dos batallas que el Cid Campeador libró en el área de Morella estando al servicio del rey musulmán de Zaragoza a finales del siglo XI. En ese siglo “Turtusa” vivió su momento de esplendor como reino taifa musulmán independiente, siendo una de las ciudades portuarias con más actividad y prestigio de todo el Mediterráneo.
A principios del siglo XII los cristianos del norte ponen en marcha las primeras operaciones para conquistar el territorio a los musulmanes. En esta ápoca se funda la Orden del Temple con el fin de proteger los santos lugares y enseguida ve a la “reconquista” cristiana de Al-Andalus como parte de una cruzada más amplia. En 1131, el rey Alfonso I entregó a la Orden un tercio de Aragón a cambio de sus servicios militares al mismo tiempo que inicia la conquista del Ebro.
Entre 1147 y 1158 Ramon Berenguer IV conquista Tortosa, Alcañiz, Miravet y Calaceite. Posteriormente Alfonso II asegura el dominio cristiano del norte de la región con la ocupación de las cuencas de los río Algars y Matarraña, conquistando la práctica totalidad del actual Maestrazgo de Teruel. Jaume I continúa este proceso con la conquista de las localidades que formarían parte del nuevo Reino de Valencia como Morella y Ares en 1232. En seguida muchos de estas localidades fueron cedidas a las órdenes militares del Hospital, Calatrava o el Temple para su administración.
Es en esta época cuando se dan la mayor parte de las cartas de población del territorio, con gente del Pirineo y la Ribagorza. Por esta época Jaume I funda el Real Convento de Santa María de Benifassà sobre el castillo musulmán de Beni Hassan, siendo éste el primer monasterio cristiano que se funda en tierras valencianas. Desde este convento se administrará durante siglos lo que actualmente es la Tinença de Benifassà. En 1312 el papa Clemente V disolvió el Temple, lo que hizo que sus posesiones en la Corona de Aragón pasaran a manos de distintas Ordenes religioso-militares, en función de cada territorio: la Orden de Montesa, fundada para recoger esta herencia en los territorios de Valencia; la Orden de Calatrava en los de Zaragoza; y la Orden del Hospital en los territorios de Cataluña. la Orden de Santa María de Montesa, fundada precisamente para recoger esta herencia. Por esta época algunos pueblos de la región, como Morella, Beceite y Horta de Sant Joan, sirven como refugio de los últimos cátaros de Europa, un grupo herético cristiano que había sufrido más de dos siglos de persecución por parte de la Iglesia católica y la corona francesa.
Con el asentamiento de la Corona de Aragón en toda la región se produce un crecimiento demográfico notable, aumenta la actividad agraria y la roturación de áreas que anteriormente estaban deshabitadas. Es en este momento de la Edad Media que se comienzan a asentar los caseríos de montaña apartados de los cascos urbanos, creándose las masías que aún hoy forman parte esencial del paisaje de Maestrazgo-Els Ports.
Edad Moderna y Contemporánea
Con la llegada del Renacimiento la economía de la región se va formando a partir de una agricultura cerealista en las partes más altas combinada con la ganadería ovina, y otra de influencia más de mediterránea centrada en los frutales y la vid en las partes más bajas.
La producción ovina, sobre todo en el Maestrazgo de Teruel y Castellón, estaba ligada al uso de vías pecuarias que permitían el movimiento estacional o transhumancia de las ovejas entre los pastos de verano en las montañas y los invernales en las costas de Castellón y Tarragona. Los palacetes y bellos monumentos civiles presentes en los pueblos de interior son prueba de la riqueza generada a partir de la producción de la lana y las industriales textiles asociadas.
Con la llegada del siglo XIX el modelo productivo que había dominado en el interior de la región comenzó a dar muestras de agotamiento. Por un lado la producción ovina se resentía por siglos de pastoreo que había dejado los suelos empobrecidos. A esto se sumaba una industria textil que no había logrado actualizarse frente a los avances tecnológicos de una economía cada vez más global. Sobre esto cayó el impacto de la Guerra de Independencia y las Guerras Carlistas. Durante la Primera Guerra Carlista el Maestrazgo fue uno de los principales bastiones del carlismo, estableciendo aquí su base de operaciones el general Cabrera, conocido como «El tigre del Maestrazgo». Desde su base Cabrera logró numerosas victorias sobre las tropas del gobierno liberal isabelino, aunque al final los carlistas fueron derrotados.
Como resultado de todos estos acontecimientos el Maestrazgo muestra un estancamiento demográfico a partir de la mitad del siglo XIX, el cual se convertiría en un claro declive en el siglo siguiente. Destaca la aparición de un joven Pablo Picasso en Horta de Sant Joan en 1899 y 1909 donde encontraría inspiración y felicidad.
Con la llegada de la guerra civil española, Maestrazgo-Els Ports volvió a sufrir el impacto de los conflictos bélicos. En el año 38 la Legión Cóndor de la Alemania Nazi utilizó aviones “Stuka» para experimentar nuevas técnicas de bombardeo sobre civiles en los pueblos de Ares del Maestre, Benasal, Albocácer y Villar de Canes. En julio y noviembre de ese mismo año, la Terra Alta se convirtió en el centro de combates de la batalla del Ebro, siendo ésta la más larga de toda la guerra civil y decisiva para el final de la contienda. Aunque el ejército republicano logró obtener una cierta ventaja inicial, la victoria final fue para los sublevados después de meses de combate que dejaron un gran número de bajas humanas y materiales.
En los años de posguerra las montañas de Maestrazgo-Els Ports hicieron honor a su carácter de refugio de grupos rebeldes, albergando a la guerrilla antifranquista conocida como los maquis. Estos encontraron refugio en el Maestrazgo en 1944 después del fracaso en el Valle de Arán de la operación “Reconquista de España”, protagonizada por soldados republicanos que habían combatido contra los nazis en Francia. A éstos se unieron otros guerrilleros autóctonos, entre los que destaca La Pastora, un/a combatiente intersexual cuyo nombre era Teresa o Florencio Pla Meseguer, el/la cual se echó al monte después de sufrir malos tratos por parte la guardia civil en 1949 debido a su ambigüedad de género. Los maquis acabaron siendo derrotados, dejando como resultado el abandono de numerosas masías por las familias que decidieron escapar de la violencia cuando no de la represión directa de las autoridades que no querían que sirvieran como refugio de los insurrectos.
Con la reactivación de la actividad industrial, miles de familias abandonaron los pueblos del interior para migrar a los núcleos industriales, especialmente hacia Barcelona. Durante las últimas décadas este proceso de migración se ha mantenido, tanto hacia capitales como Zaragoza, Valencia o Barcelona como hacia ciudades de costa como Vinaroz, Tortosa, Roquetes, La Sénia o Móra d’Ebre.